La lluvia me ha alcanzado ya no me deja
salir de la casa, estoy presa de su frio, ahora no me queda otra opción que
esperar a que mi anhelado sol seque todas estás lágrimas y dibuje un arcoíris
en mis labios.
La lluvia es parecida a tu forma de
actuar, algunos días eres frío pero a la final la calidez pinta tu cuerpo con
su hermosura.
Voy a dejar que la lluvia hable por si
misma y me cuente sus secretos, quizás pueda encontrar una forma de evadirla,
una forma de tratarla o una forma de olvidarla.
Hace mucho que el camino que marcaste
se ha borrado, ya no encuentro tus pisadas, mi visión se hace cada día más
borrosa, acaso estoy olvidándote o acaso estoy perdiéndome en tus pasos.
No logro entender el dilema de los
corazones rotos, pero deseo enmendar el lazo quebrado que quedó en el aire
cuando decidiste alejarte.
La lluvia me está asustando golpea muy
fuerte el techo de mis recuerdos y está haciendo sangrar a mi corazón. Este
corazón gotea y gotea memorias, unas más dolorosas que otras pero soportables
comparadas con los buenos recuerdos que me regalaste.
Mis labios se han secado, su hermosura
se ha marchitado cual flor sin la luz del sol, mi querido sol, te siento tan
inalcanzable y tan presente. El frío de la ruptura se parece mucho a este día,
será a coincidencia pero sigo en el mismo lugar imaginando que el tiempo no
existe, intento equilibrar mi cuerpo, pero no sigue mi ritmo, al parecer quiere
dormir eternamente.
No espero que el tiempo regrese a los
momentos de gloria, solo anhelo que la vida del ángel del amor sea eterna. Ese
es mi último deseo.
Seudónimo de la autora: Hana Ozare
No hay comentarios:
Publicar un comentario